La Luz que Acompaña a Cada Alma
Prefacio:
Este texto refleja una profunda reflexión sobre el espíritu, el amor, el sufrimiento y las consecuencias de las acciones humanas.
La voz que se expresa parece ser una representación del amor incondicional y la comprensión, que se opone a la oscuridad y el dolor que pueden surgir de la avaricia, el orgullo y la mezquindad.
La idea central parece ser que, a pesar del sufrimiento y la tentación de caer en la oscuridad, siempre hay una luz que puede guiar a las almas hacia la redención.
Se enfatiza la importancia de la verdad y la conexión con el amor divino, sugiriendo que el sufrimiento no es un destino inevitable, sino una elección que se puede evitar al vivir en armonía con las leyes naturales y el amor.
Escritura:
Soy Espíritu,
soy el amor que todo comprende,
todo perdona.
Soy vuestra ordenación.
Y siempre estoy al lado de todos y cada uno.
Mi espíritu les sirve y les ayuda, y sigue haciéndolo a vuestro pesar y acción, que permanentemente los lleva a vuestro penar y perdición.
En el dolor,
en vuestro dolor,
se regocija el mal.
En vuestra altivez y orgullo,
en vuestra mezquindad y avaricia,
se regocija el mal.
Y para empujarlos más a la oscuridad,
les ofrece lo que piden,
y también dolor,
infinito dolor.
Y cuando alcanzan la deformación espiritual,
son arrojados
primeramente a un calvario
de dolor y penar en vida
y finalmente al foso de fuego,
carbón y azufre,
con los demonios más feroces,
ahí permanecen eternamente
en estado de temor profundo,
dolor,
hasta que la luz del Padre
emergía o desaparezca
en esa alma y vuelva a mí.
Esto ocurre
en milenios de vuestro tiempo
que no podrán contabilizar
porque la ausencia de paz
no lo permite.
No caigan en mentiras.
No digan mentiras,
porque los demonios
se les pegarán por cientos,
vuestras espaldas
se encorvarán de tanto peso,
y la oscuridad los rodeará.
En esos momentos están perdiéndose.
La Verdad como Camino hacia la Redención